Petalos de María

El nido vacío

Posted on: julio 1, 2009

El silencio en la casa me distrae. Oigo el zumbido de las luces cuando entro en un cuarto, y me encuentro encendiendo la TV o la radio para el ruido ambiental.

¿Qué pasó?

Experimento los principios de “el nido vacío”, una nueva etapa en mi vida que ha sustituido el juego y el altercado, los gritos de alegría, y a veces los gritos del fracaso.

Mis hijos ya casi son adultos. Una es definitivamente independiente, empezando una carrera militar; una se queda en casa asistiendo a la universidad, pero todavía probando sus alas (que significa, esencialmente, que nunca la vemos), y el bebé, entrando en el último año de la escuela secundaria, se encuentra lejos en un programa de verano universitario, e informó a mi esposo que si es todo igual a nosotros, él no va a molestarse en venir a casa para el fin de semana largo porque él “la esta pasando super bien”.

No se preocupen. Llego a esta nueva experiencia con un poco de alegría, una sonrisa, y un gran sentido de la calma. Descubro de nuevo mi relación con mi esposo, y también aprendo que los niños adultos son realmente encantadores, sólo de un modo diferente. Por lo menos, si ellos no limpian su cuarto ya no es mi problema.

Esto fue mi problema por muchos, muchos años, pero, prefiero no llamarlo un problema. Esto es un desafío, seguramente. Una responsabilidad. Un deber. Una vocación de cariño. El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que:

La familia es la «célula original de la vida social». Es la sociedad natural donde el hombre y la mujer son llamados al don de sí en el amor y en el don de la vida. La autoridad, la estabilidad y la vida de relación en el seno de la familia constituyen los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la sociedad. La familia es la comunidad en la que, desde la infancia, se puede aprender los valores morales, comenzar a honrar a Dios y a usar bien de la libertad. La vida de familia es iniciación a la vida en sociedad. (# 2207)

Estoy llena de esperanza, y rezo que acerté lo importante. Los miro con maravilla  y me pregunto si no hay una cosa más que pueda decir, una cosa más que pueda enseñarles, quizás un consejo más que ellos puedan ignorar hasta que lo necesiten. Tal vez no.

“El nido vacío” es un nombre poco apropiado. No es vacío — es lleno de memorias. Y la mejor parte de todo es que hay cuarto para darles la bienvenida.

4 respuestas to "El nido vacío"

¡Me gusta! Es un cambio ya que estoy acostumbrada a leer tus pétalos en English Hehe! Sigue escribiendo que yo encantada lo leeré.

Disfruta de tu nido vacio que en unos años volverá a estar lleno de pequeñitos.

BEAUTIFUL (said in a heavy Cuban accent…HA HA…Ja Ja)

Nuestro pequeño nido a penas comienza a llenarse. Me da gran esperanza poder soñar con el momento en el que te encuentras hoy. Gracias por compartirlo.

Lo que cuentas es pura realidad! Pase por esa experiencia hace ya algunos años, pero me quedan las memorias las cuales aumentan cada vez que regresan al nido, acompañados por sus poñuelos, y de nuevo se ocupan los cuartos y vuelven las risas, el reguero ( pero ya ahora no me importa) etc.

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